El 19 de noviembre de 2008 hizo 75 años que en España se celebraron las primeras elecciones generales en las que las mujeres pudieron votar. Por primera vez, España fue una democracia plena, ya que hasta entonces llamábamos sufragio universal a aquel que permitía votar sólo a la mitad de la población.


Clara Campoamor defendió en las Cortes, con un brillante discurso, el derecho de la mujer a ejercer su derecho al voto. Esta diputada consiguió que las mujeres pudieran votar, enfrentándose a los que entonces pensaban que la mujer no estaba preparada o los que temían que su voto estuviese demasiado influenciado por la Iglesia. Frente a Clara Campoamor, la diputada radical-socialista Victoria Kent defendía el aplazamiento del sufragio femenino hasta que las españolas, muchas de ellas ancladas en la sumisión al marido y la obediencia al confesor, sintieran suya la República y estuvieran preparadas.
El 1 de octubre de 1931, el Pleno del Congreso de Diputados aprobó, por 161 votos frente a 121, el artículo 36 de la Constitución de la II República Española que reconocía el derecho de las mujeres al voto, que se ratificó el 1 de diciembre en una votación aún más ajustada: 131 votos a favor (el 28%) frente a 127 (27%) estando ausentes el 45% de los diputados. El artículo consagraba la igualdad entre hombres y mujeres permitía a las mujeres mayores de 23 años participar en las votaciones, no sólo como candidatas sino también como electoras.
El logro del sufragio femenino en España permitió un incipiente acceso de las españolas a las administraciones e instituciones y, por primera vez, se planteó la necesidad de pensar en ellas para captar su voto. El derecho al voto de la mujer fue la culminación de una serie de reformas que se realizaron en la II República Española encaminadas a la consecución de la igualdad entre hombres y mujeres.

Desde entonces han cambiado mucho las cosas, sobre todo en los últimos cuatro años con leyes como la Ley integral contra la Violencia de Género y la Ley de Igualdad.
Pero aún queda mucho por hacer en España ya que todavía en difícil ver a muchas mujeres en puestos de responsabilidad, los sueldos de las mujeres en muchos casos son inferiores a los de los hombres, y queda por avanzar en la conciliación de la vida familiar y laboral.
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